domingo, 22 de febrero de 2009

Roque Dalton


«Y así como el común de la gente tiene amigos médicos, aficionados a la magia o cantantes, yo tengo una buena cantidad de camaradas torturados y muertos.»

«Ironizar sobre el socialismo parece ser aquí, en Praga, un buen digestivo, pero te juro que en mi país primero hay que conseguirse la cena.»


«El movimiento comunista internacional ha venido sopesando la gran mierda de Stalin.»

«La política se hace jugándose la vida o no se habla de ella. Claro, se puede hacerla sin jugarse la vida, pero uno suponía que sólo en el campo enemigo.»

«Tengo miedo de dormir solo con ese libro de Trotski en la mesa de noche: es terrible como una lámpara, como un cubo de hielo en el espíritu del anciano resfriado.»


«Toda la literatura del siglo pasado es literatura infantil; Dostoievsky es una especie de Walt Disney que solamente contó con un espejo: no lo puso en un camino sino, ante la boca abierta de quienes recién vomitaron su alma.»

«Desde el punto de vista político, lo verdaderamente relevante para mí fue confirmar que cuando uno toma una decisión sobre lo que va a hacer de su vida, ni la muerte es capaz de hacerlo dar marcha atrás. Y hay que ser rápido en las decisiones. ¿Que ahora nos toca morir? Bueno, hay muchísimos otros a nuestras espaldas. Cuando tú tomas esa decisión, nada que haga el enemigo podrá afectarte verdaderamente. Creo que inclusive es simple.»

«¿Para qué debe servir la poesía revolucionaria? ¿Para hacer poetas o para hacer la revolución?»

«No: yo no estoy con los chinos. Meter la podadora en el jardín de las flores abiertas no va conmigo. Tampoco lo de que el enemigo público número uno sea la erección y que la paz sólo es magnífica en la cama. Qué tontos son: el enemigo público número uno.»

«En las temporadas inolvidables de 1962 y 1963 tuve el privilegio de compartir con el pueblo cubano el dramatismo y la grandeza de aquel momento, y aprendí alborozado que nuestros pequeños pueblos pueden ser capaces de un destino mundial extraordinario.»

«Y me llamarán el escrutado, el más apto para ser odiado.»

«Me quedan algunos meses de vida. Los elegidos de los dioses, seguimos estando a la izquierda del corazón. Debidamente condenados como herejes.»


ROQUE DALTON (1935-1975). Nació en el barrio San Miguelito, en San Salvador, capital de El Salvador, el 14 de mayo de 1935. Hijo de Winnall Dalton y de la salvadoreña María García Medrano. Educado en el colegio de jesuitas externado, de San José, estudió luego jurisprudencia, ciencias sociales y antropología, en universidades de El Salvador, Chile y México. Con otros escritores de izquierda, fundó en 1956 el Círculo Literario Universitario. En 1956, 1958 y 1959 obtuvo el Premio Centroamericano de Poesía, otorgado por la Universidad de El Salvador. Fue varias veces encarcelado en su país, por motivos políticos, e incluso condenado a muerte en 1960, pero la sentencia no se cumplió, gracias a que el dictador José María Lemus cayó sólo cuatro días antes de la fecha fijada para la ejecución. Más de una vez consiguió escapar de las prisiones, en alguna ocasión con la complicidad de un terremoto. Vivió como exiliado político, en distintas épocas, en Guatemala, México, Checoslovaquia y Cuba.

En 1969 obtuvo el Premio Casa de las Américas, en el género poesía, con Taberna y otros Lugares, el más conocido y para la mayoría de los críticos el mejor de sus libros. Recorrió Vietnam y Corea. Enrolado en el Ejército Revolucionario del Pueblo, organización salvadoreña, regresó clandestinamente a su país, y el 10 de mayo de 1975, sólo cuatro días antes de cumplir 40 años, fue asesinado por una fracción de la misma organización a la que pertenecía. Tardíamente, el principal responsable del grupo que decidió su eliminación, Joaquín Villalobos, reconoció que la misma había sido un trágico error.

A Roque Dalton lo mataron a quemarropa. La leyenda dice que sus matadores, sin valor para mirarlo a los ojos, le inyectaron un somnífero antes de dispararle. También se dice que lo liquidaron de sorpresa: llegaron a su lado y de súbito le descargaron los tiros. Pasara lo que pasara en esa hora siniestra, aquella fue la última de las celadas que le tendió la vida.

El sacrificio de Dalton estuvo en el génesis del nuevo poder que emergió entre combates guerrilleros y protestas sociales. Sus asesinos eran un pequeño grupo de conspiradores que con los años llegaría a ser una poderosa organización armada. Dos de los sobrevivientes de aquella célula estamparon su firma en el documento que puso fin a la más cruenta de las guerras libradas hasta ahora en El Salvador.

La "muerte horrenda" de Dalton, como la llamó Julio Cortázar, levantó una exclamación de repudio en todo el mundo y le dio paso a su leyenda. Una leyenda que Dalton mismo, en vida, ayudó a alentar.

Aquel hombre que por periodos fue devastado por el alcohol, lector voraz, proverbial mujeriego e iconoclasta capaz de imprudencias relevantes ha llegado a ser un icono incuestionable. Algunos no sólo tienen el justo interés en lavar su memoria sino también el menos recto propósito de entronizarlo como una figura moral que le otorgaría infalibilidad a sus propios juicios políticos y estéticos.

MI POEMA FAVORITO


CATÓLICOS y COMUNISTAS EN AMÉRICA LATINA:
ALGUNOS ASPECTOS ACTUALES DEL PROBLEMA



A mí me expulsaron del Partido Comunista
mucho antes de que me excomulgaran
en la Iglesia Católica.

Eso no es nada:
a mí me excomulgaron en la Iglesia Católica
después de que me expulsaron del Partido Comunista.

¡Puah!
A mí me expulsaron del Partido Comunista
porque me excomulgaron en la Iglesia Católica.





Le he puesto asc acuario, por obviedad, por su aspecto fisico y por ubicar a marte en la ocho, signo de muerte violenta. No veo gran cosa que hagan de el un revolucionario, pero que mas da, esta carta podria haber sido de una silla, siempre hay una alma que actua la carta.

1 comentario:

Akuarius dijo...

Otra alma candida, caída en combate