El poder del semi-dios Asclepios radicaba en haber sido depositario de dos frascos con la sangre extrida de la gorgona Medusa, con la que si se utilizaba la sangre de las venas del costado derecho, podía resucitar a los muertos y con la extraída de la vena del costado izquierdo, podía matar a alguien al instante.
Asclepios como benefactor, ayudo a los hombres, incluso llevo a cabo la facultad que le otorgaba la posesión de la sangre mágica de Medusa, resucitando a los hombres.
De esta manera, su poder era inmenso por ser un hacedor de vida, que podía reparar la injusticia de la muerte humana.
La tragedia toma forma cuando Hipólito es vuelto a la vida, y Hades tiene conocimiento del suceso.El dios del Inframundo reclamó sus derechos como señor de los muertos a su hermano Zeus, pues el dios consideraba que la muerte era necesaria e inevitable, y no contemplaba la posibilidad de que nadie escapara a ella.
Consideraba a Asclepios un entrometido que le estaba robando sus derechos y atribuciones al inmiscuirse resucitando a los muertos.
Evaluando la situación, Zeus considero que era una ley inviolable la que se estaba transgrediendo, llegando a la conclusión de que la usurpación del monopolio que hasta entonces solo era propiedad de los dioses, era un desacato que debía ser castigado sin excusas.
Zeus lo fulminó con un rayo que lo llevó a la muerte.
Como otros muchos personajes de la mitología, el transfondo alude a la desobediencia a la autoridad, al desafío de las normas, y su posterior e inexcusable castigo como resultado del traspaso de los límites.
Así lo cuenta Hesiodo en la Teogonía:
No es posible engañar a la mente de Zeus, ni escapar de ella.
Por ser Asclepios un dios menor, hijo de un dios olímpico y una mortal, no era en principio, una figura importante en el mundo mitológico griego, pero su rápida popularización como protector de la curación y la salud, creó una verdadera escuela que monopolizo la medicina durante siglos.
Los seguidores de Asclepios formaron grupos de médicos, que ejercieron en los templos situados en Cos, Epidauro y Pergmo, configurándose a través del tiempo, como una amalgama y mezcla de santuarios, centros hospitalarios y bazares donde los sacerdotes practicaban curas básicamente con remedios muy sencillos del reino vegetal, como plantas, pócimas y bebidas a las que complementaban con suplicas, invocaciones y cantos místicos llamados “encantos”.
Su culto era de carácter mágico-religioso, y por ser Asclepios un dios oracular, el ritual necesitaba del sacrifico de un gallo como ofrenda, así como de una serie de rituales necesarios que invocaban su manifestación. En primer lugar del sacrifico de un gallo como ofrenda, la purificación mediante un baño con agua mineral, como presentación.
Posteriormente se quemaba incienso y perfumes, mientras los presentes cantaban himnos invocando al dios hasta la entrada de la noche, en la que a los pacientes se les provocaba el sueño con pócimas de plantas.
Una vez que la divinidad había revelado el remedio eficaz para la curación, el sacerdote-medico aconsejaba la prescripción que al día siguiente era grabada en las paredes del templo.
La iconografía del dios lo representa llevando para siempre a su lado una serpiente enroscada en una vara, simbolizando desde entonces a la medicina, como emblema de la eternidad y el poder de la regeneración por el cambio de piel (metáfora de la resurrección).
El gallo, y el laurel acompañan tambien sus representaciones como alegorías de la medicina.
El primero, como simbolo del estudio, la vigilancia, en cuanto anuncia la mañana y la consiguiente salida del sol.
El segundo como simbolo de la eternidad y de la victoria, por cuanto esta siempre verde.
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